¿Seguro que son menores?
Es una idea que venimos repitiendo en Hispanidad: no son niños, no son menas. Al menos, muchos de ellos a juzgar por los datos del Observatorio Permanente de la Inmigración (OPI), dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Tal como recoge The Objective, actualmente, hay 15.045 menas y jóvenes extutelados en España, de los cuales 10.123 son marroquíes (el 68%). Por sexos, sólo el 6% son mujeres. Y en cuanto a la edad media, esta oscila los 20 años. Esto es así porque los datos oficiales consideran como un mismo colectivo a los menas y a los jóvenes extutelados.
Según datos del Gobierno, la mayor parte de los menas que acoge nuestro país son de nacionalidad marroquí. Después, los provenientes de Gambia (9%), Argelia (6%) y Senegal (4%). Casi todos ellos varones. Los procedentes de América del Sur son minoría, y prevalecen las mujeres. Así, el 67% de las personas que proceden de Honduras son de sexo femenino, como el 74% de las que viene de Brasil o el 69% de Paraguay.
El mismo diario señala que la última reforma de la ley de extranjería se acometió en octubre de 2021 para que el permiso de residencia de los menas no expirara a los 18 años. El Gobierno defendió entonces su pertinencia, y aseveró que no produciría un «efecto llamada». Sin embargo, el número de adscritos al Registro Central de Extranjeros (RCE) ha aumentado desde entonces. El 31 de diciembre de 2021, había 11.280 personas de entre 16 y 23 años con autorización de residencia como menores no acompañados o jóvenes extutelados. A 31 de diciembre de 2023, este número había ascendido a 15.045 personas; un crecimiento absoluto de 3.765 personas en sólo dos años.
Si son niños ¿por qué no les cuidan sus padres, por ejemplo marroquíes? ¿Han venido por propia iniciativa o son sus propios padres los que les ha echado de casa para que arriesguen su vida en el mar y se la jueguen en España? En nuestro país, tan odiado por los menas, por mucho menos de eso te quitan la patria potestad. Que se lo digan a familias de esas niñas que tan bien tutela la izquierda -y en algunos casos, también la derecha- en España.
Si huyen de sus países porque allí pasan necesidad, ¿por qué no les ayudamos en sus propios países para que puedan educarse en su ambiente, con su lengua y su religión maternas? No habría muertos en el mar y se podría forzar a sus gobiernos, a cambio de ayudas, a que tapone las salidas en patera y, sobre todo, a cambio de que se preocupe por sus ciudadanos.
Y como ocurría con la renovación del CGPJ, donde los dos grandes partidos acordaron nombres propios pero no despolitizaron la justicia, sino todo lo contrario, ahora instalaremos a los 6.000 menas canarios por la península y no impedimos que vengan otros 6.000. Pues vendrán 24.000 más.