Unicef, la agencia de la ONU encargada de la infancia -sí, justamente de los niños- y con alcance global, quería enseñar a los niños a masturbarse, ya desde desde los cinco años
Unicef, la agencia de la ONU encargada de la infancia -sí, justamente de los niños-y con alcance global, quiere enseñar a los niños a masturbarse, ya desde desde los cinco años. Yo sospecho que sigue el muy pedagógico lema de que “más vale un año antes que un día después”.
Se trata de ‘normalizar’ (que palabro más logrado) lo abyecto desde la más tierna infancia. Uno no es muy impresionable pero asusta pensar los jóvenes que saldrán de tamaña educción. No sólo eso: el programa Unicef, esos que nos piden ayuda económica cada trimestre, también pretende introducir la ideología de género, con lo que tendremos una generación de niños que volverá a sus casas preguntándose: Mamá, ¿yo soy niño o niña?
Santiago Abascal lo llama corrupción de menores. No está mal mientras no olvidemos que hablamos de perversión sexual
Y de postre, Naciones Unidas, alfil del Nuevo Orden Mundial (NOM), también introducirá a los niños en el mundo del aborto, para que abran sus mentes al vicio y a la abyección… también desde su mas tierna infancia.
Además, naturalmente, aborto e ideología de género en las venas de almas infantiles arrasan su naciente capacidad de discernimiento moral futuro, que estará muy debajo de la capacidad de discernimiento de bandoleros, estafadores o pirómanos.
Es la perversión de la infancia, que Santiago Abascal gusta llamar corrupción de menores. A mí me gusta menos, porque el concepto de corrupción se me queda corto. Para esta barbaridad prefiero el de perversión pero lo importante es que, como decía aquel, el asunto es grave: estamos pervirtiendo a una generación y encima aplaudimos o, al menos permanecemos impasibles.
Lo de enseñar a los niños a masturbarse desde los cinco años copa todas las categorías: es canalla, es idiota y es hortera
Podemos, que no deja de ser una pintoresca nota de color en el universo NOM, prepara las matemáticas de género, curiosa adaptación patria -o matria- de la perversión a la infancia. A los niños, hasta los 12 años, hay enseñarles matemáticas con un enfoque emocional y no sexista. Traducido: no les exijas nada, no se vayan a traumar y sobre todo, masculiniza a las niñas, aunque se nieguen a ello, y feminiza a los varones a la fuerza.
Bueno y a eso añadan el aprendizaje de actitudes “exploratorias y estimulantes”, cuya concreción dejó a imaginaciones más fértiles que la mía, siempre prosaica.
Por ejemplo, dos más dos no tienen por qué ser cuatro, sino ‘cuatra’. Pero si el alumno respondiera que son cinco, ¡no le traumatices!, déjale que, emocionalmente, extraiga su propias conclusiones. A fin de cuentas, dos más dos no deben sumar cuatro, siempre y en todo lugar, resulta muy poco democrático y aún menos pluralista.
Entre las matemáticas de género y la diplomacia feminista, Pedro Sánchez pasará a la historia como un revolucionario… de la idiotez
Pero esta parte sólo es la habitual mentecatez podemita y ya contábamos con ella… aunque no contábamos con que Pedro Sánchez la introdujera -la mentecatez, digo- en el Consejo de Ministros.
Lo de Unicef, me parece mucho más peligroso. Se trata de pervertir a los niños desde la infancia. No me extraña que el Nuevo Orden Mundial (NOM) trate de crear -de esto hablamos menos- la espita de la educación en casa. Como digamos así, el “homeschooling” constituirá el último recurso para evitar la perversión de la infancia en el colegio y para aplicar la libertad de enseñanza de los padres.
Siempre pensé que el pensamiento progresista acabaría en imbecilidad manifiesta pero, con los años, estoy descubriendo que los progres, además de estúpidos, se han vuelto canallas. Eso sí, sin perder ni un adarme de ridiculez manifiesta. Porque lo de enseñar a los niños a masturbarse desde los cinco años entra en las tres celdas: canalla, idiota y hortera.
Entre las matemáticas de género y la diplomacia feminista, Pedro Sánchez pasará a la historia como un revolucionario… de la idiotez.