Según el relato de la propia víctima -una anciana de 80 años- a los agentes, entraron a su vivienda “dos personas de nacionalidad extranjera y varones a intentar robarle y se ensañaron con ella”. Así, los individuos que accedieron a la vivienda para perpetrar el robo, propinaron además a la octogenaria una “paliza”, agrediéndole principalmente en la cara y causándole visibles lesiones faciales. La mujer también manifestó a los agentes que uno de ellos “la intentó asfixiar fuertemente en el cuello”.

Tal como recoge Málaga hoy, su hijo se encontró a su madre con “la cara ensangrentada y con fuerte dolor”. No es la primera vez que estas personas intentaban robar supuestamente a la anciana, aunque nunca con la virulencia de esta ocasión, han relatado las fuentes consultadas, destacando que tras la agresión la octogenaria “no sabía si le habían robado algo o no” debido al estado psicológico que presentaba.

Y en Palma, la Policía Nacional arrestaba a un joven marroquí de 18 años de edad con varios antecedentes por tirar por las escaleras a una octogenaria y robarle de un tirón la cadena de oro en el aparcamiento de las Avenidas de Palma.

Tras la agresión, el joven huyó del lugar, abandonando a la mujer con varias lesiones. Posteriormente, la anciana interpuso la denuncia por el robo. Los agentes comprobaron como el joven vendió la cadena sustraída a una tercera persona. Los policías realizaron gestiones y pudieron recuperar la cadena de oro, la cual fue entregada a su propietaria.

Pero, además de estos dos sucesos relacionados con delincuentes extranjeros que agreden a ancianos, en Hispanidad hemos recogido otros, y, entre ellos, algunos en lo que las consecuencias han ido aún más allá. Por ejemplo, el caso un mena de origen argelino detenido por robar y violar ¡a una anciana de 80 años!, o el del senegalés de 36 años, con antecedentes, que violó a una anciana de 87 años.

¿Qué está ocurriendo para que se repitan sucesos como estos en los que delincuentes extranjeros ejercen tanta violencia con tan indefensas como ancianas octogenarias? Si nos respondiera Marlaska, nos diría aquello de que no se correlacionen "inmigración y delincuencia": "Los delitos de odio atacan directamente al corazón de nuestra sociedad". Al corazón de nuestra sociedad... y a la integridad física -y mental- de nuestros mayores, señor ministro.