La “Declaración de Casablanca” se compone de grupo internacional de expertos, investigadores y profesionales, juristas, médicos, psicólogos, que llevan trabajando desde hace mucho tiempo para animar "a los gobiernos a salir de la resignación para condenar la gestación subrogada, tomar medidas concretas para poner fin a este comercio y, en particular, participar en una convención internacional para promover un contexto global de rechazo de la subrogación, que probablemente arrastrará a muchos países a esta estela virtuosa". 

Una de las embajadoras de la 'Declaración de la Casablanca' es Olivia Maurel que protagonizó hace unos días un discurso contra la maternidad subrogada en la sede de la ONU en Ginebra, tras la cual ha concedido una entrevista. Maurel habla en primera persona, nació en Louisville, en Kentucky (Estados Unidos), pero pronto fue trasladada a Francia, donde vivían los padres que la compraron: "Es una hoja en blanco, un agujero negro. Tengo un árbol genealógico con un agujero donde no hay ninguna respuesta".

Ahora tiene 32 años, está casada y tiene tres hijos, pero su vida siempre ha estado marcada por el hecho de haber nacido por un vientre de alquiler. Su padre biológico le contó todo cuando ella tenía 17 años porque se vio acorralado por las preguntas de Maurel que desde muy pequeña sentía que su historia no encajaba: no había fotos de su madre en el embarazo, no se parecían en nada fisicamente y sus padres no le daban respuestas. Al parecer su madre tenía 49 años y no podía tener hijos, por lo que decidieron recurrir a un vientre de alquiler, donde el padre ponía el esperma y la madre gestante, gestaba y aportaba los óvulos: pagaron "una cantidad muy alta" por cambiarle "por un cheque".

Su objetivo no es sólo acabar con la subrogada sino que la sociedad piense y tenga en cuenta el prisma del niño que se está gestando desde "un útero rentado": "Es una forma de esclavitud moderna y hay que abolirla", asegura. 

Su vida le ha hecho pasar por lo mismo que pasó su madre y asegura que "siempre hay otras opciones": "Yo tengo endometriosis, muy extendida. Mi ginecólogo me dijo que no podría tener hijos. Y sé bien el dolor que se siente cuando escuchas algo como eso. Entonces me senté con mi marido a reflexionar sobre nuestras opciones. Nos planteamos la adopción y vi que no era nuestro camino. Pensé en dar mi amor a niños en asociaciones y volcarlo de otra manera, pero nunca me planteo algo como lo que hicieron conmigo como una opción, porque destrozas la vida del bebé". 

"Sé quién soy pero no de dónde vengo. No podemos saber quiénes somos sin saber de dónde venimos y de quién venimos". "Hay muchas cosas que hacen que sea yo misma, pero no encuentro el porqué. O cómo he llegado hasta aquí. Por ejemplo, me encanta la jardinería y no sé de dónde viene esta pasión, me gustaría saber si me parezco a mis bisabuelos". 

Tras vivir toda su vida con ello no entiende cómo no se regula y se prohíbe en todos los países:"Un ejemplo de país que lo ha hecho bien es Italia Han criminalizado no solo ser vientre de alquiler, sino mercantilizar y explotar a esas madres. La oferta y la demanda". 

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Algo que parece que está lejos de que se consiga, debemos recordar que la ONU ya ha dejado claro que su objetivo es que la gestación subrogada también tiene que ser un derecho. Debe considerarse parte de la “planificación familiar integral” y, potencialmente, como un derecho humano.

El informe de la ONU señala la subrogación, junto con la adopción y el acogimiento, como una forma de que los servicios puedan “adaptarse a diferentes sexos, géneros... orientaciones y expresiones sexuales”, entre otras categorías. También dice que "el apoyo financiero para tratamientos de fertilidad, maternidad subrogada, adopción y congelación de óvulos puede ampliar las opciones de las mujeres y ayudarlas a prosperar en el lugar de trabajo".

Y habla de la “justicia reproductiva”, cuyos tres valores fundamentales incluyen “el derecho a tener un hijo, el derecho a no tener un hijo y el derecho a criar a un niño o niños en entornos seguros y saludables”. 

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Y si miramos en España la cosa no pinta mejor. La UNED, universidad pública, organiza este verano unos sobre vientres de alquiler por "el trato discriminatorio que sufren aquellos individuos con problemas de infertilidad". La gestación subrogada es una práctica ilegal en España, pero una universidad pública española trata de blanquear el asunto, por lo que podemos esperar que esto sea sólo el principio, y que nuestro país se dirige a regularlo, aceptarlo y normalizarlo. 

Algo curioso puesto que tal y como publicamos en Hispanidad, la Sala Civil del Tribunal Supremo, máximo órgano del Poder Judicial en España, reiteró su rechazo al alquiler de vientres, y advirtió que esta práctica reduce tanto a las madres como a los bebés a “meros objetos”. Además, y al igual que ocurre con la fecundación in vitro (FIV), recordaba el Supremo que una persona tiene derecho a conocer sus orígenes. 

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