Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Pakistán. En ese país, el 15 de marzo de 2015, un terrorista suicida atentó contra la iglesia de San Juan, de Lahore. Pero su acción terrorista tuvo menor impacto del esperado debido a que un joven católico, de nombre Akash Bashir, se enfrentó a él, logrando salvar numerosas vidas.

Desde entonces, en ese país, Akash Bashir, al que llaman el “mártir”, se ha convertido en símbolo de unidad entre los cristianos de distintas confesiones religiosas, relata Fides.

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Los hechos ocurrieron así: ese domingo 15 de marzo de 2015, los yihadistas pusieron una bomba en una iglesia anglicana que mató a 17 personas y unas 70 resultaron heridas. Otro terrorista suicida intentó entrar en la iglesia católica de San Juan. El joven católico Akash Bashir lo vio y le dijo: “No vas a entrar. Moriré si es necesario, pero no vas a entrar a la iglesia”. Entonces el terrorista suicida tomó la decisión de detonar su chaleco bomba ahí mismo, matando así a Bashir y a otras dos personas.

Panel dedicado a Akash Bashir, en la exposición 'La belleza del martirio' que hubo en la catedral de la Almudena durante la última Redweek / Foto: Pablo Moreno

Panel dedicado a Akash Bashir, en la exposición 'La belleza del martirio' en la catedral de la Almudena durante la última Redweek / Foto: Pablo Moreno

Un superviviente del atentado, el pastor Khokhar, relató su experiencia a la agencia Fides: “Fue un momento estremecedor al ver el rostro del joven. Aunque ya sin vida, me impactó su belleza, la serenidad y la sonrisa que emanaban de su rostro. Irradiaba una presencia luminosa y sagrada, reminiscentes de los primeros mártires cristianos”.

Recientemente, se realizó una peregrinación y oración en su tumba, a la que asistieron representantes de distintas confesiones cristianas. El 31 de enero de 2022, Akash fue nombrado Siervo de Dios por el Papa Francisco.

La dictadura de Daniel Ortega condenó a Mons. Rolando Álvarez Lagos a 26 años de cárcel

(Monseñor Rolando Álvarez)

Nos ocupamos ahora de Mons. Rolando Álvarez, obispo nicaragüense que tuvo que exiliarse de su país ante la persecución a la que le sometió el dictador Daniel Ortega.

Recientemente ha realizado una visita pastoral a España en la que dejó interesantes y sabias reflexiones en una entrevista con Ecclesia.

En ella, Mons. Álvarez señaló, respecto a cómo vive la iglesia nicaragüense la situación del país: “Recordamos con gratitud la carta que el Santo Padre dirigió a los nicaragüenses el pasado 2 de diciembre. En ella, el Papa emplea un lenguaje cercano y nos anima diciendo: «No se olviden de la providencia amorosa del Señor, que nos acompaña y es la única guía segura. Precisamente, en los momentos más difíciles, donde humanamente parece imposible entender lo que Dios quiere de nosotros, estamos llamados a no dudar de su cuidado y misericordia»”.

Y prosigue: “En la carta Patris Corde, el Papa Francisco reflexiona que, en cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su "sí", como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní. El Evangelio nos enseña que Dios siempre logra salvar lo importante, pero con la condición de que tengamos la valentía creativa de José, quien supo transformar un problema en una oportunidad, confiando siempre en la Providencia”.

Poco después, esta entrevista en España tuvo represalias en Nicaragua: la dictadura confiscaba el Seminario Mayor de Filosofía San Luis Gonzaga, perteneciente a la Diócesis de Matagalpa, precisamente de la que es obispo Rolando Álvarez. En el seminario vivían en ese momento 30 seminaristas.

En declaraciones a ACI Prensa, Marta Patricia Molina -la autora del informe ‘Nicaragua: Una Iglesia perseguida’- denunció: “Considero que va a ocurrir lo mismo que ocurrió con el resto de propiedades que la dictadura le ha confiscado a la Iglesia católica: las ocupan para convertirlas en algún edificio público o venden la propiedad, o la van a convertir en algún colegio. Desconocemos cuál es el fin último de esta ocupación”.

Y añadió: “Lo cierto es que la dictadura continúa vulnerando y persiguiendo la libertad religiosa” en el país. Los sacerdotes viven con el temor de ser “secuestrados y posteriormente expulsados del país. Yo creo que esto es parte de todo este plan diabólico de la dictadura, de querer ‘ateizar’ el país y después satanizarlo”, concluyó.