«Subí las escaleras desde el sótano hasta la planta baja, para ir a coger un taxi y marcharme a casa. Noté que alguien venía detrás hablando por teléfono, pero no le di más importancia», cuenta Rachid G. propietario de una cafetería en el centro comercial Puerto Rico, de Gran Canaria. Hasta que llegó a la calle. En ese momento, dos vehículos que circulaban a gran velocidad detuvieron bruscamente la marcha a mitad de la carretera y de ellos se bajaron cuatro jóvenes, consta en la denuncia presentada ante la Guardia Civil, por Rachid G., propietario de una cafetería. 

«Uno me empujó, los demás me rodearon. Me quedé en el centro sin poder hacer nada, hasta que caí inconsciente», explica Rachid. En el suelo, continuaron con la agresión, hasta que localizaron el sobre con 730 euros, la recaudación de toda la jornada de trabajo. También se llevaron un reloj valorado en 800 euros.

Rachid recuperó la consciencia, fue trasladado al Hospital San Roque Meloneras en una ambulancia del Servicio de Urgencia Canario (SUC), donde recibió siete puntos de sutura por una brecha causada por los puñetazos recibidos, además de atención por contusiones en la cabeza, la cara y la mandíbula. 

Tal como recoge Las Provincias la víctima cree que no le golpearon sólo para robarle: «Al cerrar el bar pensé: ‘¿Qué va a pasar por quedarme una hora más tomando algo?’ Pues mira... Esto no fue para robarme. Si solo fuese un robo me quitarían el sobre y ya... Pero me siguieron pegando cuando ya estaba inconsciente».

Se trataría, según ha podido saber este periódico, de un grupo de varones con parentesco entre ellos, todos de origen magrebí, y de entre 27 y 37 años. Algunos de ellos son conocidos por los agentes del sur de Gran Canaria por su amplio historial como carteristas, además de otros ilícitos penales. De hecho, no se descarta que estuvieran implicados en la agresión a un turista británico, que salía de la misma discoteca, para robarle un reloj, el móvil y dinero a mediados de noviembre. 

Su declaración recuerda a la de vecinos de San Sebastián que denunciaban, precisamente, que no sólo se producían asaltos en el centro de la ciudad, sino que los delincuentes no se conformaban únicamente con llevarse el botín. 

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En los últimos días se han producido más agresiones brutales a manos de magrebíes. Por ejemplo en Reus, donde un grupo de jóvenes magrebíes abrió la cabeza a un portero de discoteca con una barra de hierro por no dejarles entrar en una discoteca.

Será porque como opinan estas dos jóvenes hay mucho racismo y la gente se fija más en los delitos cometidos por quienes llegan de otros países, que por los nacionales. Eso será.