Y a todo esto, ¿qué es el cambio climático? Pues el nuevo panteísmo. Un científico afirma: "Que Sánchez haya afirmado en la enésima cumbre del clima que la catástrofe de Valencia es culpa del cambio climático no debe sorprender, pues, de paso, así se exculpa"
Hechos. Fernando del Pino Calvo-Sotelo comienza su último articulo con este párrafo demoledor: "La estrategia de los promotores del fraude climático es siempre la misma: aprovechar sistemáticamente el impacto mediático de fenómenos meteorológicos extremos para ligarlos al calentamiento global".
Y aporta un ejemplo: "Que Sánchez haya afirmado en la enésima cumbre del clima que la catástrofe de Valencia es culpa del cambio climático no debe sorprender, pues, de paso, así se exculpa".
Un científico: yo hablo del cambio climático pero me echarían del CSIC. Las catástrofes climáticas actuales son... las mismas catástrofes de siempre, ni más ni menos. Apuntémonos al negacionismo y vivamos felices
Otro hecho: don Ángel Expósito, director de La Linterna de la COPE (propiedad de los obispos, por si lo habían olvidado), soltó el jueves 14, a la anochecida, un larguísimo discurso, muy documentado, que conste, sobre la gota fría de Valencia, justo en la tesis que denuncia Del Pino. Llevado de su entusiasmo por la defensa del planeta, el periodista advirtió que el cambio climático es una "evidencia científica". Como la tontuna se repite día sí y día también, habrá que repetir el antídoto... día sí y día también: las evidencias científicas no existen; si son evidencias no necesitan demostración científica y si la necesitan es porque no son una evidencia.
Es decir, evidencia científica es una 'contradicción in terminis', algo así como progresista ilustrado. Y uno esperaba encontrarse sermones como el de Expósito, Gabriel Rufián o cualquier otro cantamañanas, pero no en la emisora de los obispos.
Más hechos. Un científico grita: "si yo ya hablaría pero es que me echan del CSIC". Claro que hay científicos que no creen en el cambio climático, o que no creen en sus consecuencias, o que no creen que lo de ahora sea distinto al cambio climático de siempre, o que consideran que mejor no desgastarse contra él porque es imposible -como asegura Vladimir Putin- darle la vuelta. Esos científicos existen y me temo que son moratoria... pero no pueden hablar o serán expulsados a las tinieblas exteriores, donde será el llanto y el rechinar de dientes: de entrada, les echarían del CSIC.
En cualquier caso, el deber libertario de todos y todas es evitar que, en nombre del cambio climático, nos arruinen, nos esclavicen y nos ninguneen. Eso sí constituye un peligro cierto y no el del calentamiento global.
Por tanto, el calentamiento mental provocado por la psicosis del fraude climático tiene dos utilidades, por el precio de una: de entrada, arruinarnos, porque no hay pueblo más dócil que el que ha de luchar por comer y no por ser libre. Segundo: conseguir una sociedad que ama a la tierra, al planeta, a la diosa Gaia, mientras aborrece al hombre que, no necesito explicarlo, es el culpable del cambio climático... y de todo lo demás.
Llegados a este punto, no cabe otra solución que hacernos todos negacionistas.
Ingeniería económica y social: los profetas del cambio climático pretenden dos cosas: arruinarnos y esclavizarnos. Por lo uno viene lo otro
Y a todo esto, ¿qué es el cambio climático? Pues el nuevo panteísmo. La historia es la pugna perpetua entre dos concepciones: la concepción cristiana del hombre hijo de Dios, en permanente batalla con los distintos tipos de panteísmo que se suceden a lo largo de la historia. El panteísmo del momento se llama cambio climático y consiste en que el hombre se sacrifica al dios-planeta y uno de los dos ha de morir en el combate.
Yo apuesto por el "henchid la tierra y sometedla" del Creador, así como por la providencia o confianza en un Dios-padre. Usted, como un Sánchez cualquiera, puede apostar por la tierra, por la diosa Gaia. Por mi parte, al planeta que le vayan dando por donde amargan los pepinos y se rompen los cestos.
Porque, encima, resulta que la ecología no sólo nos lleva a la ruina sino que además, no 'arregla' el planeta: simplemente hace ingeniería social y económica y sustituye el vehículo de combustión por el coche eléctrico que, en su conjunto, provoca tanta contaminación como el tradicional de gasolina, sólo que de otra forma.
Pero esto, por más que quieran, no es una evidencia científica, entre otras cosas porque las evidencias científicas son una contradicción en origen. Es decir, son la nada.