Asamblea de los obispos españoles. El presidente de la Conferencia Episcopal (CEE), el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, se ha plantado ante el informe embustero del defensor del pueblo y ha pronunciado dos palabras marmóreas: "extrapolación maliciosa". Es decir, que se trata de una mentira conseguida a costa de extrapolar  una encuesta y convertirla en estadística para concluir que los abusos pedófilos por partes sacerdotes afectaba a 440.000 menores, una cifra tan gigantesca que no se cree ni el propio Gabilondo pero que en la presentación de un informe la dio por buena se apresuró a exigir reparaciones sin fin por parte de la Iglesia.

Pues bien, Omella ha vuelto al punto de salida: esto es mentira y si es mentira no se puede tomar en serio, pero es que, además de negar las cifras, que nadie se cree, Omella ha añadido ahora el calificativo de maliciosa. Es decir, que el señor Gabilondo está mintiendo, si ustedes me entienden. 

Y ojo, porque Pedro Sánchez aprovechó -recuerden- el mendaz informe calumnioso de Ángel Gabilondo para demostrar el valor de las instituciones. Desde Bruselas, y en una rueda de prensa en la que nadie le había preguntado por ello, sin que pudiera haberse leído el informe de Gabilondo. Lo mismo da: demostró, muy serio, su dolor y solidaridad con las víctimas, cabizbajo y meditabundo ante tanta maldad clerical... en buena parte inventada.

Esperemos que la Iglesia dé la batalla y se mantenga firme. Porque aunque un solo caso de pederastia clerical resulte vomitivo, lo que no se puede es mentir para justificar la persecución -ahora será abierta- que el sanchismo ejerce y prepara contra los católicos.