
El destierro de Santiago Cantera es lo menos grave, siendo gravísimo, de todo lo que vamos a ver en el Valle de los Caídos en los próximos días. Y de esa profanación son responsables todos los obispos de España, sin excepción, pues su portavoz en la Conferencia Episcopal Española ha manifestado que el acuerdo al que han llegado con el Gobierno de Pedro Sánchez lo han aprobado por unanimidad.
En un artículo anterior, ya he dicho que ese voto unánime de aprobación por parte de los obispos a lo que quiere hacer el Gobierno de socialistas y comunistas en la basílica pontificia del la Santa Cruz del Valle de los Caídos ha creado un problema religioso en España gravísimo, pues ha abierto una brecha tan grande entre los obispos y los fieles que va ser muy difícil cerrarla.
El problema es que después haber hecho este roto, ahora hay que reparar el desgarro que se ha producido en el alma de la Iglesia católica en España. Y hay que hacerlo por imperiosa necesidad, pues la Iglesia católica es apostólica por definición, y los obispos son los sucesores de los apóstoles, y por lo tanto sin ellos no hay nada que hacer. Pero llegados a este punto, los únicos que pueden arreglarlo son ellos, los obispos; por lo tanto, después haberse bajado los fajines hasta los tobillos, al aprobar el acuerdo para profanar el Valle de los Caídos, los fieles solo entenderemos que lo quieren remediar, cuando se suban los fajines a la cintura, que es donde debe estar esa prenda distintiva de su prelacía.
Y no, no valen los falsos arreglos. No ha servido para nada, sino más bien para empeorar las cosas, que hayan intentado engañarnos con lo de que se habían agotado los trienios de mandato del prior Santiago Cantera y que todo era un relevo en el mando de la abadía, que todo se hacía de acuerdo con no se sabe qué constituciones benedictinas, porque cuando se ha sabido la verdad del destierro impuesto a Santiago Cantera, la citada brecha se ha agrandado. El Gobierno de Pedro Sánchez ya ha puesto marcha el concurso de ideas para “resignificar” el Valle de los Caídos. Pues a medida que la gente vea las barbaridades que se van a cometer, consecuencia de la aprobación que unánimemente han dado sus eminencias, a los obispos no les va lavar ni todo el agua del Jordán.
Tampoco ha arreglado nada el lavado de imagen que ha hecho el cardenal Cobo organizando un desayuno informativo en La Razón, con unos palmeros que se llevó para la ocasión. Los asesores de imagen solo sirven para los negocios terrenales. Cuando uno mete la pata, como el cardenal Cobo la ha metido hasta el corvejón, lo único que se aplaude en el Cielo es el arrepentimiento, que lleva implícita la consecuente penitencia. Y la penitencia hay que cumplirla por dura que sea, y eso sí que acabaría con la fama de enreda que se ha ganado el solito, y le proporcionaría al cardenal Cobo una buena imagen de pastor, pues al fin y al cabo la gran verdad de la religión católica es que el mejor predicador es fray ejemplo.
Igualmente de inútil para remediar tanto mal ha sido el artículo que ha publicado el arzobispo de Oviedo, a toro pasado; eso no vale, eso es toreo de salón. Si Sanz Montes no participa de esa unanimidad con la que, según el portavoz de los obispos, se ha aprobado el acuerdo de la profanación del Valle de los Caídos, pues que lo diga claramente y que defienda el Valle de los Caídos, tomado ejemplo de los miles de fieles que suben todas las semanas a la basílica de la Santa Cruz para pedir al Cielo que no se consume la profanación del Valle de los Caídos.
Pedro Sánchez y su Gobierno ya han dado muestras de que el Valle de los Caídos y sus moradores habituales les importan un comino. Es más, cuando uno transita por las distintas dependencias de ese recinto, viendo puertas y ventanas caídas, cubos para recoger el agua de las goteras, la sensación que se saca es que el deseo del Gobierno es que se hunda todo. Los arreglos de los desperfectos actuales del Valle de los Caídos están presupuestados en 10 millones de euros, y la dotación para profanar el Valle es de 30, y ese triple solo es el principio, porque para el mal lo que haga falta.
Y este Gobierno ni siquiera se ha removido por la estancia de unos niños, alumnos del colegio y de la escolanía del Valle de los Caídos. Estas criaturas han permanecido allí con el agua cortada varios días, y sus padres les han tenido que llevar agua en garrafas para las necesidades más elementales. También se han quedado sin luz y Patrimonio ha tardado en repararla varios días, por lo que los monjes han tenido que enviar a sus casas a los niños, por el frío que había porque no podía funcionar la calefacción. Y sin luz tampoco se ponen en marcha los ascensores, por lo que las subidas y las bajadas por el monasterio de los monjes ancianos ha sido una tragedia. Para que Pedro Sánchez pudiera hacerse la denigrante foto con los huesos de los que allí están enterrados, fue necesario remover los restos, lo que produjo un hedor insoportable, tolerable para los trabajadores que le hicieron esa tarea a Pedro Sánchez para que pudiera hecerse la foto, pues iban con monos adecuados y máscaras, pero los niños de la escolanía y los monjes tuvieron que sopórtalo a pelo. Y para que seguir contando...
Todo ello, naturalmente, dentro de un proceso de un quinquenio donde, para forzar a los frailes, lo que no consiguieron, pero sí a los obispos, lo que sí consiguieron, el Gobienro de la nación, presidido por un tal Pedro Sánchez, dejó de abonarl a los benedictinos más de dos millones de euros, necerarios para mantener Cuelgamuros en marcha.
Lo dicho, el destierro de Santiago Cantera solo es lo menos grave de lo que va a pasar… ¿Alguien está dispuesto a frenar tan grave profanación?
Javier Paredes
Catedrático ememérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá