El de Castells nos recuerda a otro pensamiento ligado a la educación española, el de la exministra Celaá quien no quería penalizar los errores del alumno, es decir, suspenderles porque podrían traumatizarse
El ministro de Universidades, Manuel Castells, va a permitir que los estudiantes se matriculen y accedan a un máster universitario aunque no hayan superado el trabajo de fin de grado (TFG). La medida, que se plantea para casos excepcionales, está recogida en el Real Decreto que establece la Organización de las Enseñanzas Universitarias y del Procedimiento de Aseguramiento de su Calidad, aprobado ayer en el Consejo de Ministros.
Hasta el momento, como principio general, los alumnos tenían que estar graduados y con el TFG finalizado para ser admitidos en un máster, según explican fuentes universitarias. Algunos campus permitían la matrícula si faltaba este trámite, pero la medida no estaba contemplada en la norma general, un real decreto de 2007 al que sustituye éste.
Ahora, a petición de los rectores, se abre esta puerta a los alumnos para que, si no han presentado aún el TFG, puedan empezar el máster y no tener que esperar un año entero sin hacer nada, lo que, interpretan, puede causar que se descuelguen de los estudios universitarios.
Eso sí, «en ningún caso podrá -el alumno- obtener el título de máster si previamente no ha obtenido el título de grado» y que «las universidades garantizarán la prioridad en la matrícula de los y las estudiantes que dispongan del título universitario oficial de graduada o graduado».
Y esto nos recuerda a otro pensamiento ligado a la educación española, el de la exministra Celaá quien no quería penalizar los errores del alumno, es decir, suspenderles porque podrían traumatizarse.
Por otra parte, según los resultados de una encuesta realizada por Sigma Dos para EL MUNDO, el 73,3% de los entrevistados respalda los exámenes de recuperación. Una opinión que también es compartida por una buena proporción de votantes de la izquierda: el 66,7% de los que respaldaron al PSOE en las pasadas elecciones generales y el 52,1% de los que apostaron por Unidas Podemos en esos mismos comicios defienden también estos exámenes, en contra de la doctrina del Gobierno de coalición.