¿La mujer nace o se hace?, decía la campaña de la Asociación Católica de Propagandistas, con ocasión del 8-M, y con la que llenaron las ciudades de toda España: "La mujer existe y es capaz, en exclusiva, de albergar, acompañar y cuidar vida en su interior. Todo esto la hace única. Feliz día de la mujer"

Tal era el odio que desprendía la campaña que una señora acudió a poner una denuncia. De seguido, acudieron PSOE y Hacemos Córdoba para unirse a la denuncia: "hemos venido hacer algo que el señor Bellido no es capaz de hacer en su ciudad: y es eliminar los mupis del odio, los mupis de la vergüenza".

Días más tarde, la Asociación Católica de Propagandistas volvía a la carga con otra brillante campaña, con ocasión del Día Mundial del Síndrome de Down, y con el lema 'Hoy me felicitas, ¿mañana me abortarías? ¿No te parece un poquito hipócrita?'.

Se ve que en esta campaña también había odio y el PSOE de Córdoba volvió a acudir a la Fiscalía para ampliar las denuncias presentadas anteriormente contra "campañas ultras" en mobiliario municipal de la capital, esta vez "por el uso de personas con síndrome Down en publicidad antiabortista pagada con fondos de una asociación ultracatólica y exhibida en el mobiliario urbano que gestiona el Ayuntamiento".

Y el ejemplo cunde. El Grupo Municipal Socialista y el Grupo municipal de Izquierda Unida-Convocatoria por Oviedo, han exigido este la retirada de la campaña. Este último ha registrado en la Delegación del Gobierno de Asturias una denuncia "por atentar contra la dignidad de la persona y la vulneración de los valores y derechos reconocidos por la Constitución". 

Ambas denuncias se sustentan sobre argumentos peregrinos. Desde Córdoba, el PSOE defiende que "El fundamentalismo ideológico de la ultraderecha lleva a pensar que no se puede defender el derecho individual de interrumpir un embarazo a la vez que reconocer la valía de cualquier persona, tenga o no discapacidad", en opinión de Alicia Moya, que añadió que "la misma dignidad y derecho que tiene una persona con síndrome Down para desarrollar en plenitud su vida, la tiene una mujer para decidir, en función de sus particulares circunstancias, interrumpir un embarazo". Pues mire, señora Moya, no se puede defender la valía de las personas con síndrome Down, al tiempo que defiendes como derecho que cuando una madre sepa que su hijo la padece, pueda matarlo en el vientre. Es incompatible, esquizofrénico e hipócrita... todo por los derechos de las personas con Down... eso sí, si consiguen nacer. 

Desde Oviedo más de lo mismo. "Lo único que incita es al odio y a la discriminación de dos colectivos: el colectivo de personas con trisomía 21 y al colectivo de mujeres que ejercen su derecho a decidir sobre su embarazo y a los y las profesionales que las asisten. La instrumentalización de las personas con Síndrome de Down es una violación de los derechos de las personas con discapacidad a ser representadas deforma digna y respetuosa, y la obstaculización del ejercicio del derecho a la interrupción del embarazo mediante actos ofensivos o coactivos, se recoge como delito en el código penal".

Lo hemos dicho en numerosas ocasiones, la historia de la libertad en este siglo XXI liberticida comenzó con el cuento de los delitos de odio, una forma de censura que confunde pecado y delito y donde el acusado debe demostrar su inocencia. Y, de paso, es el instrumento idóneo para crear el pensamiento único anticristiano. Por ejemplo, si expones lo que dice el Catecismo de la Iglesia católica sobre la homosexualidad -lo mismo que han propuesto la mayor parte de culturas y civilizaciones, dicho sea de paso- te dirán que odias a los homosexuales y te condenarán a cuatro años de prisión. O si afirmas, como hace la campaña, la biología más básica: que la mujer nace y no se hace, o que es incompatible defender a las personas con síndrome Down, al tiempo que proclamas un derecho el aborto, también estarás odiando.