El jueves 28 los norteamericanos celebran su Día de Acción de Gracias. Celebran que el navío Flor de Mayo, Mayflower, había culminado su viaje en la costa este de los Estados Unidos, llegados desde Inglaterra, allá por el siglo XVII (1621). Como no tenían que comer pasaron hambre. Sólo al año siguiente ya tuvieron de qué alimentarse y lo festejaron dando gracias a Dios

La verdad es que los españoles ya llevábamos allí más de un siglo cuando aparecieron los padres fundadores, pero eso es harina de otro costal. 

Ahora voy con que la mayoría de los padres fundadores del Mayflower eran puritanos y así es como Estados Unidos, la primera potencia del mundo, aunque ciertamente cristiana, es, aún hoy, para desgracia de todos... una nación cristiano-puritana.

Esta es la razón por la que el amigo Chesterton proponía que los ingleses celebraran un día de acción de gracias: para festejar que los puritanos se habían largado de Inglaterra para nunca más volver. No les tenía mucho cariño a los puritanos y por eso acabó ingresando en la Iglesia católica.  

Para mí, la mejor definición de puritanismo la proporcionó Clive Lewis, el creador de Narnia, cuando definió al prototipo femenino de puritanismo como “esa mujer que se desvive por los demás: siempre puedes identificar a ‘los demás’ por su expresión de acosados”. Más que desvivirse por los que le rodean se convierte en el recordatorio normativo de todos, todo el tiempo. Una peste.

Puritano es aquel que pretende cumplir todas las normas, cuando eso es imposible porque normas hay muchas y corazón sólo uno. 

Es también el que considera que la norma moral debería ilustrar la norma jurídica, lo cual es bueno... siempre que la caridad se imponga a la justicia. Entre otras cosas, porque la caridad es libre, mientras la justicia -hablo de justicia como sinónimo de legalidad- es de obligado cumplimiento.

El catolicismo siempre ha condenado el puritanismo porque en él hay más justicia que amor y el Evangelio dice que Dios es Amor. Aún más: cuando afirma que Dios es justo le añade inmediatamente lo de misericordioso. Se nos pide que creamos en Dios sólo como paso previo a que amemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

Estados Unidos es un país puritano, más pendiente de la norma que de la caridad. No porque les exija a sus líderes un comportamiento adecuado con las señoras: eso está bien pero no basta. No, Estados Unidos es puritano porque adora cumplir las normas.

Hoy en día, el rigorismo puritano está representado en los delitos de odio, que identifican pecado con delito. En el Partido Demócrata y en buena parte del Partido Republicano abundan los convencidos de que si cumplen la ley entrarán en el Cielo por la puerta grande. Los primeros puritanos de la historia fueron los fariseos.

Y lo peor es que el puritanismo está llegando a Europa. Los preceptos morales se han convertido en mandatos legales.

¿Comprenden ahora por qué Chesterton aseguraba que Inglaterra también debería festejar un día de acción de gracias para celebrar que los padres fundadores abandonaron Inglaterra para nunca más volver?

Algo parecido dijo Antonio Rouco cuando aseguró que el único pecado posible no puede consistir en defraudar al Fisco.