Este es el auténtico problema de España: la caída de la natalidad, que ya es sostenible y en 2022 registró otro hito. Según los datos definitivos publicados este miércoles por el INE, a la caída de nacimientos, en 2022 se suma además el aumento de defunciones. Cada vez nacen menos españoles y mueren más. Esto marcha.

Concretamente, se registraron 329.251 nacimientos, un 2,4% menos que en 2021 (8.129 menos), la cifra más baja desde que hay registros. De hecho, salvo en 2014, el número de nacimientos ha ido cayendo cada año, desde los 454.648 de 2012 hasta los citados de 2022 (-27,6%).

Por su parte, el número de fallecimientos creció un 3%, hasta 464.417. Llama la atención el aumento del 5,2% entre la población menor de 30 años (3.552 muertes). El mayor incremento (21,2% hasta 7.144 muertes) se produjo entre los mayores de 100 años, y la franja de edad con mayor número de fallecimientos fue, otra vez, la de entre 85 y 89 años (96.180 muertes, un 1,9% más).

La esperanza de vida se situó en 83,08 años tras aumentar en 0,06 años.

Lo importante: el crecimiento vegetativo de la población residente fue negativo en 133.250 personas, el peor dato histórico, sólo superado por el de 2020, año del Covid (-151.812 personas). Para hacernos una idea, es como si en 2022 hubiera desaparecido la ciudad de Tarragona.

En este contexto no se entiende el poco empeño -incluso el empeño por lo contrario- por fomentar la natalidad, no sólo del Gobierno Sánchez sino de los gobiernos autonómicos, por ejemplo, instaurando el salario maternal. Tendría que ser una prioridad para todos, incluidos los muy proges.

Repuntan los matrimonios

Durante 2022 se registraron 179.107 matrimonios, un 20,5% más que en 2021 y récord de la serie histórica que se remonta a 2012. Sólo en 2016 (175.343) y 2017 (173.626) se habían superado antes los 170.000 matrimonios. Por último, se registraron 6.236 uniones de personas del mismo sexo (el 3,5% del total), un 23% más que en 2021.