El polaco Karol Wojtyla llegó a convertirse en Papa, tomando el nombre de Juan Pablo II, e incluso llegó a ser proclamado santo, y aunque partió al cielo el 2 de abril de 2005, sus palabras siguen estando más vigentes que nunca y siendo un mensaje de esperanza para la situación actual que atraviesa el mundo.

En numerosas ocasiones, siendo Papa, Juan Pablo II invitó a los cristianos, especialmente a los jóvenes, a no tener miedo. Una de esas ocasiones fue en 1987, en su visita a Chile, donde en el estadio de Santiago dirigió un discurso a los jóvenes cargado de esperanza: “¡Jóvenes, no tengáis miedo de mirarlo a Él! Mirad al Señor: ¿Qué veis? ¿Es solo un hombre sabio? ¡No! ¡Es más que eso! Mirad al Señor con ojos atentos y descubriréis en Él el rostro mismo de Dios. Jesús es la Palabra que Dios tenía que decir al mundo. Es Dios mismo que ha venido a compartir vuestra existencia con cada uno. Lejos de Él solo hay oscuridad y muerte. Buscad y halladlo en quien no sólo da la vida, sino en quien es la Vida misma. ¡Él! Buscad a Cristo, mirad a Cristo, vivid en Cristo, este es mi mensaje”.

Su famoso “no tengáis miedo” también apareció en el mensaje para la XV Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebraría en Roma en agosto del año 2000, así como en su discurso durante la vigilia de oración de dicha JMJ. Claro que no sólo insistió en esas palabras san Juan Pablo II, sino también sus sucesores en la Iglesia: el alemán Benedicto XVI lo hizo, por ejemplo, en la vigilia de oración de la JMJ celebrada en Madrid en el año 2011; y el argentino Francisco las pronunció también durante la JMJ que tuvo lugar en Lisboa el año pasado.

Conviene recordar que san Juan Pablo no tuvo palabras sólo para los cristianos, y en especial, los jóvenes, sino también para toda Europa. En un mensaje que dirigió al viejo continentes desde Santiago de Compostela en 1982, en su primera visita a España, exclamó: “Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia Universal, desde Santiago te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte, sé tú misma, descubre tus orígenes, aviva tus raíces, revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes”.

Y por cierto, san Juan Pablo II no ha sido el único miembro de la jerarquía de la Iglesia católica que ha dado un mensaje a Europa. Hace unos años, en 2020, el cardenal Robert Sarah señaló: “Europa ha perdido sus raíces, y un árbol sin raíces muere. Está siendo invadida por otras culturas y pueblos, que progresivamente te dominarán por su número y cambiarán tu cultura, tus convicciones, tu moralidad”. Unas palabras que no son baladí y menos con lo que está ocurriendo, por ejemplo, en Reino Unido, Europa debe abrir los ojos… y pronto.

Al hilo de estos mensajes, resuena otro que aparece en el Evangelio de san Juan (Jn 8, 12): Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». Además, por las redes sociales corre un vídeo que lo recuerda.