Conviene preguntarse qué le ocurre a una sociedad donde una menor es capaz de inventarse nada menos que una violación, nada menos que por su propio padre
El Fiscal mantiene la petición de 13 años de cárcel para el padre tolosano acusado por su hija, menor de edad, de violación y la de 1 año para su madre, acusada por la menor de agresión. Pero ahora resulta que la menor asegura que mintió en el juicio y que lo hizo para poder largarse de casa. La pobrecita se aburría mucho en el hogar familiar.
Visto así, y de confirmarse la confesión de la adolescente, yo opino que un año es poco para la madre. Un año de salario sin trabajar, quiero decir, porque una menor que acusa con falsedad a su padre de violación, merece una bofetada que el firmante de la presente no dudaría en calificar como "santa bofetada". Insisto, salvo error u omisión.
Ahora conviene preguntarse qué le ocurre a una sociedad donde una menor es capaz de inventarse nada menos que una violación, nada menos que por su propio padre.
Podría ser porque nuestras menores están criándose en un ambiente feminista, bajo el signo de "vale todo" contra el varón por el hecho de ser varón. Pero no me parece suficiente.
Cuando se llega a este grado de refinamiento en la maldad es que no es la parte feminista sino el conjunto de la sociedad, la que está, no enferma, sino podrida. Recuerden: los malos no están locos lo que pasa es que a costa de maldades corren el riesgo de volverse locos por pérdida del sentido de la realidad, que no deja de ser la causa habitual de caída en la demencia.
Sí, hay algo de refinada crueldad en una menor que se inventa una violación perpetrada sobre ella por su padre. Desconozco la terapia pero al menos, aceptemos el diagnóstico que por algo hay que empezar.
Porque esto no es normal ni nunca ha sido habitual. Normal, porque no se atiene a la norma, pero, al menos, antes no era habitual.