Como decían en los viejos vodeviles: Aquí están las pruebas: concurso de proyectos para el memorial de Cuelgamuros, asegura la convocatoria oficial. 

Ya explicamos que a la Basílica del Valle de los Caídos se entra por un enorme tubo que forma parte... de la Basílica. La verdad es que ese enorme semicilindro ya ha sido profanado con el manoseo de cadáveres, seguramente en nombre de la concordia y aprovechando para fastidiar a los curas y a los niños de la Escolanía -no pasa nada, seguramente eran niños fascistas- dejándoles sin luz y sin agua y negándose a pagar a los benedictinos -okupas, como dijo el ministro masoncete, Ángel Torres- lo acordado entre la Iglesia y el Estado para cuidar del conjunto y orar por los muertos de ambos bandos.

Ahora, con el concurso, nada menos que internacional, aún se profanará más la parte donde el personal, por decirlo rápido, reza. Y como aseguraba Javier Paredes, en su "Checa de Cuelgamuros", esto puede crear una brecha entre muchos, muchos fieles y la jerarquía eclesiástica española.

El calificativo que mejor le cuadra a Pedro Sánchez es el de profanador... profanador de cadáveres, profanador de la historia, de principios, de conceptos y, finalmente profanador de cosas sacras

Ahora lo que hay que ver es si se puede mantener el culto junto a un museo de la II República que enaltecerá a todos los milicianos asesinos de católicos. Es como colocar una capilla en el circo romano en los tiempos en que arrojaba a los creyentes a la fueras.

El calificativo que mejor le cuadra a Pedro Sánchez es el de profanador... profanador de cadáveres, profanador de la historia, de principios, de conceptos y, finalmente profanador de cosas sacras.

Los obispos españoles, con todo respeto, se han lucido. Mejor habíamos dejado la defensa del Valle en manos de un buen abogado. Aunque nos cobrara, oiga. 

Señores obispos: hasta ahora parecía que el Gobierno les había tomado el pelo: ahora sabemos que se lo han tomado.