La Comunidad de Madrid (CAM) anunció este martes que declarará Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Patrimonio Inmaterial, la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y la Escolanía de El Escorial. La primera, vinculada a los benedictinos y actualmente compuesta por 40 niños de entre 8 y 16 años y la segunda, de 45 niños entre 9 y 18 años de edad, a los agustinos del propio monasterio.

El caso es que mientras en la CAM se tomaba esta decisión, en Moncloa, el ministro masoncete Ángel Víctor Torres presidía la Comisión Interministerial para la resignificación de Cuelgamuros, cuyo objetivo principal es borrar la verdadera historia del Valle de los Caídos y convertirlo en un parque temático, naturalmente sin presencia religiosa y mucho menos benedictina.

La noticia, en todo caso y sin ánimo de provocar, es que el ministro masón no se atreve con la Cruz que preside todo el Valle y que puede verse a kilómetros de distancia. Primero y más importante, porque ya existe jurisprudencia en la protección de cruces y, segundo, porque técnicamente no es nada sencillo derribar la mayor cruz del mundo, de 152,4 metros de altura y 46,40 de ancho, de hormigón armado y recubierta de piedra caliza.

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Sea como fuere, el anuncio de la Comunidad de Madrid es un primer paso para frenar las pretensiones de Moncloa. ¿Para cuándo la declaración de Bien Cultural de todo el complejo, incluidos el monasterio y la basílica? Cuanto antes, mejor.