Hispanidad ha contado la historia de Indi, la niña británica a quien los jueces habían ordenado que se le desconectara de su soporte vital, en lugar de trasladarla a Italia para intentar un tratamiento alternativo en el hospital Bambino Jesu de Roma, que era el deseo de sus padres e incluso el del Gobierno italiano, cuya primera ministra Giorgia Meloni le había dado la nacionalidad italiana para facilitar su traslado. 

MEloni

"Es cierto, sé que no hay curación", reconoció hace días su padre Dean, "pero la enfermedad puede ser controlada" como se hace con otras. 

Cuando les llegó la noticia de que el gobierno italiano le concedía la nacionalidad italiana a Indi para favorecer su traslado a Roma, sus padres se emocionaron: "Había perdido toda fe en la humanidad y me la restituyeron, pero me hicieron sentir vergüenza de ser británico". En el hospital, explica se irritaron mucho y les aclararon que no la dejarían marchar: "Pareciera que estuviese en juego su reputación y que no podían permitir que se crease un precedente que pudiese animar a otros a seguir el ejemplo”, explicaba su padre.

Cuado los jueces ordenaron su desconexión, sus padres quedaron desolados: "Es otra decisión unilateral de los jueces y del sistema sanitario. El mundo entero está mirando y está asombrado de cómo hemos sido tratados", declaró Dean: "Claire y yo siempre hemos querido el mejor interés de Indi. Ella tiene derechos humanos y queríamos darle el mejor tratamiento posible. Si el Reino Unido no quiere financiarlo, ¿por qué no podemos ir a Italia a recibir el tratamiento y los cuidados que la extraordinaria primera ministro y su gobierno ofrecieron? Es como una última patada en los dientes y no nos rendiremos, lucharemos hasta el final por una última oportunidad de vivir para nuestra hija", recogió Religión en Libertad

Si el Reino Unido no quiere financiarlo, ¿por qué no podemos ir a Italia a recibir el tratamiento y los cuidados que la extraordinaria primera ministro y su gobierno ofrecieron?

Finalmente, tras la última apelación de los padres, los jueces británicos se negaron el pasado viernes a permitir su traslado a Italia y su fallecimiento era cuestión de horas: esta madrugada, Indi Gregory ha muerto porque se le ha aplicado la eutanasia. Porque una forma de eutanasia es dejar morir a una persona sin tratarla médicamente. 

El padre de Indi, Dean, anunció que su muerte tuvo lugar a la 1.45 de la madrugada: "Mi esposa Claire y yo estamos indignados, desconsolados y avergonzados", dijo: "El sistema sanitario y el tribunal no sólo la han privado de una vida más larga, sino que también le impidieron la dignidad de morir en el hogar familiar al que pertenecía. Le arrebataron a Indi su cuerpo y su dignidad, pero nunca podrán quitarle su alma".

He visto cómo es el infierno y quiero que Indi vaya al cielo. Es más, he decidido que también yo y mi mujer deberíamos bautizarnos. Queremos estar protegidos en esta vida e ir al cielo

La pequeña murió como cristiana, pues sus padres la bautizaron el 22 de septiembre, a pesar de no ser su padre cristiano

Así lo declaró él: "No soy religioso y no estoy bautizado. Pero cuando estaba en el tribunal me parecía que me hubiesen arrastrado hasta el infierno. Pensé que, si el infierno existe, entonces debe existir también el paraíso. Era como si el diablo estuviese allí. Pensé que, si existe el demonio, entonces tiene que existir Dios. Una voluntaria cristiana que visitaba todos los días el departamento de terapia intensiva me dijo que el bautismo te protege y te abre las puertas del cielo. También me impactaron mucho mis abogados del Christian Legal Centre [departamento legal de Christian Concern] Louis Browne KC, Bruno Quintavalle y Pavel Stroilov, la forma en la que me apoyaron y su dedicación. El bautismo de Indi fue también un modo de reconocer su trabajo. He visto cómo es el infierno y quiero que Indi vaya al cielo. Es más, he decidido que también yo y mi mujer deberíamos bautizarnos. Queremos estar protegidos en esta vida e ir al cielo".

padre

En cualquier caso, llama la atención la obsesión enfermiza del Estado (jueces, médicos) en Reino Unido por aplicar la eutanasia a niños que --aunque sus circunstancias vitales eran difíciles para sobrevivir-- podrían haber sido tratados médicamente, tal y como era el deseo de sus padres.

Este fue el caso, por ejemplo, de otros niños británicos como Charlie Gard, Alfie Evans, Isaiah Haastrup y Archie Battersbee. 

Es decir, como en los casos anteriormente mencionados, en Reino Unido, el Estado cree conocer y proteger el interés superior del niño… ¡mejor que la familia! 

Pero…, ¿por qué ha de prevalecer la opinión del Estado sobre la de los padres en casos como el de Indi y el de los otros niños eutanasiados en Reino Unido? 

Llama la atención la obsesión enfermiza del Estado (jueces, médicos) en Reino Unido por aplicar la eutanasia a niños que --aunque sus circunstancias vitales eran difíciles para sobrevivir--  podrían haber sido tratados médicamente, tal y como era el deseo de sus padres

La eutanasia (quitar el soporte vital es una forma de eutanasia) y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo. Y por eso responde a la ley natural: respetar la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción a la muerte natural.

Indi

Y en Reino Unido, el Estado ha traspasado ya en cinco ocasiones esa frontera ética. Y se ha hecho dueño de la vida y de la muerte, algo que no corresponde a nadie. 

Y en el caso de Indi, además, el Gobierno británico ha permanecido en un sorprendente silencio, que ha contrastado con la postura proactiva y en defensa de la vida del Gobierno italiano…