Ana y Pedro son los propietarios de un piso de lujo de 200 metros cuadrados en plena calle Goya de Madrid. La alquilaron a un diplomático de Arabia Saudí y en el proceso contaron con otro hombre que identificaban como amigo íntimo, traductor y representante del diplomático.  

El diplomático se marchó de España, o al menos eso aseguraron desde la Embajada cuando Ana y Pedro llamaron al darse cuenta de que algo no iba bien. El amigo entraba y salía de la vivienda como si nada, se había instalado allí, vivía con servicio doméstico 24 horas y coches de alta gama, dejando de pagar el alquiler durante un año, la deuda ya va por 50.000 euros. 

Los propietarios se reunieron con el diplomático que se comprometió a conseguir las llaves y devolverles la vivienda, pero la embajada les confirmó que después de ese encuentro, había regresado a su país, incumpliendo con su palabra y dejando a su amigo en el piso.  

Ana y Pedro no entienden nada, cómo el diplomático pudo alquilar la vivienda para dársela a su amigo y no pagar el alquiler: "Cuando la jueza llamó al diplomático a declarar, la embajada ya lo había sacado de España", es lo que más indignación les produce, que la embajada de Arabia Saudí no colabora ni les ayude: "Son parte de la misión diplomática".

Ya saben, los okupas son 'vulnerables', pero también quieren vivir bien. En Andalucía la okupación de patrimonio histórico está disparada, recuerden el caso de los okupas de El Rompido o el del chalet en Colmenar, o las 'listas negras' que varias inmobiliarias tuvieron que crear en Sotogrande. Sin olvidar que cada vez son más los propietarios que denuncian que sus okupas no pagan pero disfrutan de coches de alta gama o colegios privados para sus hijos. También recordamos al okupa 'deluxe', que se instaló en un chalet de tres millones de euros, en una urbanización de lujo... y puso una alarma para que no le okuparan y el de la pareja que okupó una casa de lujo en Galapagar y que, en el momento de la detención, llevaba 2.000 euros en el bolsillo. 

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